Historia de QUERMANÇÓ
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Treabajos
históricos
Planta del castillo

21/01/2002 Diario l'Empordà. Alfons Martí Puig (Historiador)
"Quermançó, una leyenda sin retorno"

22/07/2008 Diario l'Empordà. Alfons Martí Puig (Historiador)
"Quermançó, el último suspiro"

07/11/2008 Jordi Bibià (Escritor, Investigador, Diseño Gráfico)
"email con fragmento del libro Els Nostres Càtars"

1305 - 1821 Arxivo Diocesano de Girona.
Relación de clérigos beneficiados en Quermançó

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Toponimia y
localización

El castillo de Quermançó o Carmençó, es una fortificación situada a unos 2 Km. al norte de Vilajuïga, en la cima de un risco, inaccesible por poniente y mediodia. Los otros flancos, defendidos por torres albarranas, tienen pendientes acentuadas. De esta orografía proviene el "quer" (roca) de su nombre.

Es un importante ejemplo de lo que fueron los castillos catalanes medievales de defensa, capaz de resistir la embestida de cualquier multitud muy superior a los pocos defensores que cabian en su perímetro interior.

Se encuentra localizado en la N-260, Km 24. Vilajuïga (Alt Empordá) a 120,8 m. sobre el nivel del mar, sus coordenadas són 42° 15' 58" N-3° 01' 06" E. y las fechas de su construcción van de los siglos X al XIII-XIV y al XV.

Fué declarado monumento histórico el 1949.


Orígenes
documentados

El castillo fué posesión de los Condes de Empuries. Ponç I que había instalado el archivo diplomático del condado en aquel castillo, en su testamento del 1078, deja Quermançó a sus hijos Hug y Berenguer.

En el año 1085 aparece nombrado el "castro Karmanzono" en un acuerdo pactado entre el conde Hug II de Empuries y el conde Guislabert II del Roselló que da a entender que el conde rosellonés adquirió ciertos derechos sobre Quermançó.

De Dalmau Berenguer de Quermançó, documentado a partir del 1099 y que probablemente era hijo de Berenguer, viceconde de Perelada, seņor de Quermançó, Rocabertí y otros lugares del Empordá y nieto de Ponç I de Empuries, arranca el linaje de los vicecondes denominados más tarde de Rocabertí.


Primeras
batallas

En el año 1121 se pacta otra conveniencia entre los condes Ponç II de Emmpuries y Godofred III del Roselló parecida a la firmada en el 1085 donde se seņalan los derechos que el conde rosellonés tenia en Empuries, uno de los cuales era el "Castro Carmanzono". Se mencionan también los alojamientos recibidos en "Omnis Honor de Castello Chermenzono".

En el año 1128, el conde de Empuries Ponç Hug II se enfrentó a todos sus vecinos, el conde del Roselló, el Seņor de Perelada, etc... El conde Ramón Berenguer III de Barcelona intervino e impuso su autoridad obligando al sometimiento al conde Ponç Hug II.

En el 1131 moría sin descendencia el conde Berenguer Renard de Peralada i el castillo pasa nuevamente a la casa de Empuries.


Primeros
derribos

Una nueva rebelión de Ponç Hug II en el 1138 obliga a una enérgica intervención de Ramón Berenguer IV que lo somete y le obliga a destruir y despoblar el castillo de Quermançó.

En el 1154 se produce un tercer pacto entre el conde de Empuries y el conde del Roselló, muy similar a los anteriores y donde se nombran los castillos de Quermançó, Rocabertí y otros.

Durante la guerras con los franceses al final del siglo XIII, este castillo fronterizo tuvo un papel importante. Continuó resistiendo desde el primer moento de la invasión francesa en el año 1285. En el 1288 fué fugazmente ocupado por un ejército francés al servicio de Jaume II de Mallorca que invadió el Empordá y fué parcialmente derruido.


Reparaciones
y derribos
sucesivos

A pesar de estas destrucciones, siguen apareciendo sucesivamente nuevas noticias sobre el castillo. En el 1292, en un informe hecho por el rey Jaume II, se afirma que bastaba con 12 hombres para defender el castillo de Quermançó.

Al final de la guerra civil del XV, año 1472, fué ocupado por partidarios de Juan II. En esta época aún dependía del duque de Cardona en tanto que era conde de Empuries aunque en algún momento aparece ligado a la corona.

Queda abandonado hasta la Guerra de la Independencia. En el 1808, las tropas napoleónicas reconstruyen y reconfiguran algunos de los elementos defensivos del castillo. En su retirada del 1814, el mariscal Suchet lo hizo explotar.

En el 1880, algunos monjes benedictinos expulsados de Francia, se establecieron en el, arreglandolo un poco para hacerlo habitable.